12 de enero de 1956. Primer artículo de la prensa regional sobre el misterio de Rennes-le-Château.
El diario «Midi Libre» publicó el mismo día que el primero de la serie de artículos de «La depeche du Midi» una noticia muy interesante sobre el misterio de RLC. Se empieza a perfilar el mito. Os dejo la traducción del texto debajo del artículo.
Los tesoros escondidos del Aude
II. ¿El fabuloso tesoro de los Visigodos ha sido descubierto por el cura de Rennes-le-Château?
Tras el tesoro del rey Alarico que se esconde posiblemente a algunos kilómetros de Carcasona bajo las ruinas del castillo de Miramont, llegamos al Alto Valle del Aude dónde las indicaciones sobre la existencia de un tesoro son mucho más evidentes.
Desde Couiza, tomamos el camino de Rennes-le-Chateau. Estamos en el corazón del país visigodo y Rennes era su capital, bajo el nombre de Rhedae. Sobre el extremo de la meseta se recorta un decorado singular: casas en ruinas, un castillo feudal ruinoso sobresale por el acantilado calizo, mientras que una obra suntuosa de estilo medieval contrasta de manera extraña con estas ruinas.
Es la casa del cura, en donde pasó 30 años, en Rennes y murió hacia 1914. Llegado pobre a su parroquia, hizo edificar este grandioso edificio. ¿Con qué dinero? Los campesinos (algunos conocieron al cura) dicen que había encontrado un tesoro y que murió sin revelar su secreto. Su modo de vivir súbitamente transformado acredita estos chismes. Pero, ¿cuál podía ser este tesoro? ¿Cómo lo descubrió?
Bajo una losa
Durante siglos, una leyenda tenaz afirmaba que el tesoro de los reyes visigodos que había sido recogido por los señores de Rennes había sido escondido sin que nada indique su emplazamiento. Los últimos poseedores, los señores de Blanchefort que habían sido abatidos por la cruzada de los Albigenses, vieron su castillo destruido, el pueblo arrasado, y con él, el secreto murió.
Todo parece indicar que el nuevo cura, que había hecho transformaciones en la iglesia, descubrió bajo el altar, una losa cubierta de signos latinos. Siendo él solo capaz de descifrarlos, posiblemente supo allí mismo de la presencia del tesoro.
Sea lo que sea, de cura insolvente, se transformó rápidamente en un hombre que presentaba una gran riqueza.
Una sola persona parecía conocer el secreto: su institutriz. Murió hace algunos años sin poder revelar el secreto, tal como había prometido a los propietarios actuales de la «casa del cura». Su muerte súbita impidió que fuera descubierto el misterio. Pero la búsqueda no ha sido interrumpida por ello y algunos alimentan bellas esperanzas.
En el país, la gente no se lo toma como una leyenda. Lo que era quizá antes de la llegada del cura a principios de siglo, se ha convertido para ellos en una realidad y el mito del tesoro de los visigodos aparece a las gentes de Rennes como una posibilidad de hacer fortuna mucho más probable que la Lotería nacional.
Fuente: Patrick Mensior